martes, 11 de enero de 2011

Todo tiene un por qué

Todo tiene un por qué, eso es algo que está bien claro. Es por ese motivo por el que explicaré, brevemente, el motivo que me ha llevado a crear este precario blog -precario por el momento; este blog al igual que el vino, espero que mejore con el tiempo-.
Pues bien, mis motivos son muy simples: quería tener un sitio donde poder colgar distintos escritos hechos por mí, un sitio donde poder escribir las distintas cosas que me desesperan, que me gustan, que me hacen reír, que me hacen llorar, etc. A medida que el blog vaya creciendo, se me irán ocurriendo distintos apartados que introducir para que este pequeño espacio dentro del basto bosque que es internet, vaya creciendo poco a poco.

No obstante, la débil y simple metáfora que he hecho utilizando al bosque anteriormente, me recuerda a que quizás la persona que pase por aquí -si es que alguna vez lee esto alguien...- y vea el título del blog, se puede pregutar por la procedencia del mismo.
Pues, contestando a esta futura pregunta, diré que el título es en honor a una carta que Franz Kafka escribió a su amada (Milena). Lo leí hace un par de años, y desde el primer momento su profundidad me abrumó... pero, sobre todo, me sentí íntimaente identificado con el texto. Así que de ahí viene el título de este pequeño rincón. Por cierto, aquellos que no hayan leído dicha carta, la dejaré aquí escrita en una nueva entrada.
Pues, nada más. No me gusta enrrollarme en las despedidas, así que hasta pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Principito (ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY)

No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.