martes, 11 de enero de 2011

Mi viaje hasta ti

En la más absoluta distancia, mis manos intentar rozar las tuyas. Pero la lejanía hace acto de presencia.
Intentan mis palabras a gritos llamarte, pero se nos interponen montañas.
Inundándose de pena mi alma; mis ojos se inundan de lágrimas… y mi último suspiro es rogar para que palabras de tinta entren por el pasillo de tus ojos hasta el dormitorio de tu alma.
Desesperado y desalentado, al no poder llegarme hasta ti, decidí emprender un viaje y así contigo poder fundirme.
Sólo entonces me despojé de mi coraza. Me armé con mi corazón como espada y mi alma como escudo.
¿Qué pasará? No lo sé… Pero si por ventura, por el más caprichoso designio del destino, consigo un día llegar hasta tu regazo…
¡Cuán poco habrá importado todo lo acontecido! ¡Cuán poco habrá importado los segundos de dudas vividos otrora!
Atrás quedarían los escasos minutos de alegría, las notables horas de melancolía, los días de inmensa pena, los innumerables meses de llanto o los años vividos en la más profunda soledad…
¡Cuán poco habrá importado todo eso! Porque si consigo pasar el último de mis días a tu lado, queriéndonos, cada segundo habrá quedado marcado a fuego en mí.
Y así, una vez a tu lado, poder pronunciar las simples palabras que habrían estado danzando por mi cabeza desde el instante que inicié mi viaje: te amo.

Ideas, pensamientos y reflexiones personales (I)

En esta tortuosa e incierta aula que es la vida, no hay ni profesores ni orientadores, tan solo compañeros.

Cartas a Milena

Bueno, pues este es el escrito de F.Kafka del que hablé en la entrada anterior:

La historia dice más o menos así: yo, alimaña del bosque, antes, ya casi no estaba más que en el bosque. Yacía en algún sitio, en una cueva repugnante; repugnante sólo a causa de mi presencia, naturalmente. Entonces te vi, al aire libre: la cosa más admirable que jamás haya contemplado. Lo olvidé todo, me olvidé a mí mismo por completo; me levanté, me aproximé. Estaba, ciertamente, angustiado en esta nueva libertad. No obstante, me aproximé más, me llegué hasta ti: ¡eras tan buena! Me acurruqué a tus pies, como si tuviera necesidad de hacerlo, puse mi rostro en tu mano. Me sentía tan dichoso, tan ufano, tan libre, tan poderoso, tan en mi casa...; pero en el fondo seguía siendo una pobre alimaña, seguía perteneciendo al bosque, no vivía al aire libre más que por tu gracia; leía, sin saberlo, mi destino en tus ojos. Esto no podía durar. Tú tenías que notar en mí, incluso cuando me acariciabas con tu dulce mano, asperezas que indicaban el bosque, mi origen y ambiente real. No me quedaba más remedio que volver a la oscuridad, no podía soportar el sol, andaba extraviado, realmente, como una alimaña que ha perdido el camino. Comencé a correr como podía; siempre me acompañaba este pensamiento: "¡Si pudiera llevármela conmigo!", y este otro: "¿Hay acaso tinieblas donde ella está?". ¿Me preguntas como vivo? ¡Así es como vivo!.

KAFKA, Franz: Correspondencia.

Todo tiene un por qué

Todo tiene un por qué, eso es algo que está bien claro. Es por ese motivo por el que explicaré, brevemente, el motivo que me ha llevado a crear este precario blog -precario por el momento; este blog al igual que el vino, espero que mejore con el tiempo-.
Pues bien, mis motivos son muy simples: quería tener un sitio donde poder colgar distintos escritos hechos por mí, un sitio donde poder escribir las distintas cosas que me desesperan, que me gustan, que me hacen reír, que me hacen llorar, etc. A medida que el blog vaya creciendo, se me irán ocurriendo distintos apartados que introducir para que este pequeño espacio dentro del basto bosque que es internet, vaya creciendo poco a poco.

No obstante, la débil y simple metáfora que he hecho utilizando al bosque anteriormente, me recuerda a que quizás la persona que pase por aquí -si es que alguna vez lee esto alguien...- y vea el título del blog, se puede pregutar por la procedencia del mismo.
Pues, contestando a esta futura pregunta, diré que el título es en honor a una carta que Franz Kafka escribió a su amada (Milena). Lo leí hace un par de años, y desde el primer momento su profundidad me abrumó... pero, sobre todo, me sentí íntimaente identificado con el texto. Así que de ahí viene el título de este pequeño rincón. Por cierto, aquellos que no hayan leído dicha carta, la dejaré aquí escrita en una nueva entrada.
Pues, nada más. No me gusta enrrollarme en las despedidas, así que hasta pronto.

El Principito (ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY)

No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.